¿Quién
no ha visto la típica imagen de un colibrí alimentándose?
Los ornitólogos creían que estas aves utilizaban la
acción capilar para capturar su manjar, de forma que el
néctar prácticamente se adhiere a la lengua del pájaro. Es
lo que ocurre cuando se introduce un papel en agua y ésta se
“pega” y sube hasta que la fuerza de la gravedad comienza a
impedírselo.

Esta
teoría se impuso en 1830 y nunca fue cuestionada (ni
probada) hasta que un escéptico grupo de científicos de la
Universidad de Connecticut (EE.UU.) ha examinado los
“movimientos” de varios colibríes y ha concluido que esa
antigua teoría era falsa.
El líquido no se adhiere a la
lengua, sino que ésta se enrosca y cambia bruscamente de
forma para atraparlo. La investigación aparece publicada en
la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los
colibríes son pequeños, rápidos, y se alimentan en las
flores, cuyo interior es difícil de ver
Dice
Alejandro Rico-Guevara, principal investigador del estudio.
Estos tres factores impidieron a los científicos
observar de cerca la alimentación del colibrí hasta el
advenimiento de la tecnología moderna.
Dispuestos a
esclarecer el misterio, Rico Guevara y su equipo usaron una
cámara de alta velocidad y gran definición para ver a través
de flores artificiales que ellos mismos habían preparado y
capturar exactamente lo que sucede cuando los colibríes
beben el néctar.
Grabaron a 30 colibríes de diez
especies diferentes y realizaron el examen microscópico de
los cadáveres de otras 20 aves.
|